“¿Me dejas ordenarte este lío?”. Era el último domingo de mayo. Estaba acostada en mi cama con la intención de dormirme una siesta cuando mi tía entró a mi cuarto, miró mi desorden y me propuso vaciar mi escritorio, ya que, según ella, se iba a venir abajo. No me sentí cómoda con la propuesta, ella había venido a almorzar, no a trabajar. Pero después de que me insistiera reiteradas veces, acepté. Mi abuela se rio con el entusiasmo que tenía mi tía, pero también se unió a la aventura. “Cuando muera mayo, haré mi vida”, canta Chano. Sin haberlo planeado, había llegado el momento de vaciar todo. Y el escritorio también.
“¿Querés esto?”. La propuesta de mi tía había sido clara: antes de tirar uno de mis tantos papeles, cuadernos o libros académicos, me iba a dejar decidir si valía la pena quedármelo. En la mayoría de las hojas no me reconocí: ni la letra, ni por qué había decidido guardarlo. Soltar nunca fue mi fuerte, pero definitivamente acá había exceso de nostalgia. ¿Vale la pena seguir sosteniendo cosas que ni sabes que están en tus manos?
Habremos estado más de dos horas rompiendo papeles, riéndonos por los supuestos objetos preciados que había guardado y transpirando. Mucho. Cuando la odisea terminó, le dije a mi tía que podía ofrecer sus servicios y convertirse en una especie de Marie Kondo argentina. Ella se rio, pero no dimensionó que tanto me había ayudado. Ese empujón fue suficiente para darme cuenta de que nunca es tarde. No tiene que ser enero para darle lugar a los nuevos comienzos ni mi cumpleaños para renovar energías. Si algo no me imaginé ese último domingo de mayo, era que todavía existía la posibilidad de que sintiera más vacía. “Ahora vas a tener un mejor sueño”, afirmó mi tía. Ella creía que estaba durmiendo mal porque mi espacio no estaba ordenado. ¿Quién hubiera imaginado que limpiar y hacer lugar me iba a devolver la esperanza de volver a descansar?
Bienvenido junio
No creo en las casualidades. Me gusta pensar que empezó junio y estoy un poco más liviana. Con tanto peso encima no podía avanzar, porque en cada paso existía la posibilidad de venirme abajo. Al igual que mi escritorio. Ahora este nuevo vacío también significa un nuevo lugar, pero que voy a ocupar sin apuro. Esta es también la magia de junio. El año no comenzó ni está a punto de terminar. Recién estamos a mitad de año. Y, aunque es una información que me moviliza, porque en lo personal se me pasó muy rápido, también me da cierta tranquilidad. “Todo pasa, todo queda”, canta Joan Manuel Serrat. Acá nadie espera que marquemos cuáles fueron nuestros logros o cuáles serán nuestras metas. Nadie espera que hagamos nada en junio, excepto abrigarnos. Entonces, ¿no es el mejor momento para hacer? ¿Quién no funciona mejor sin apuro ni presiones?
Ese domingo no esperaba ponerle fin a algo que venía procrastinando. En general, me siento cómoda en mi caos, pero a veces me gustaría tener más voluntad para ordenar(me). Sin embargo, necesité de un empujón para literalmente levantarme de la cama y sacar(me) peso. Me gustó que haya sido en un día cualquiera. Me gustó que no haya estado planeando. Me gustó que no se esperaba nada de mí y aun así lo hice. Funciono bien a presión, pero también sé que lo genuino nace cuando no hay un reloj marcando la hora.
Empezar también es tomar un riesgo
“El amor es arriesgarse a que tu mundo no vuelva a ser el mismo”, leí el otro día en Twitter. El usuario hablaba del amor, pero para mí aplica para todo aquello a lo que no acostumbramos. Desde enamorarse hasta limpiar el cuarto. Ahora que mi escritorio está ordenado, tengo que mantener la armonía. Me comprometí. No hay vuelta atrás. Mi cuarto no va a ser el mismo. Mi sueño tampoco o eso espero. Empezar es un acto que conlleva un riesgo. Y sé que desacomodar los espacios o la vida, puede generar tanto sentimientos positivos como negativos. Pero junio no está solo para los comienzos, sino también para los errores, ¿y por qué no para las segundas oportunidades? Cada quien, a su tiempo, como pueda, como le salga, pero nunca quedándose con las ganas. Repito, siempre hay tiempo para (re)comenzar. Para detenerse en medio del caos y ponerse a limpiar. Para sacarse peso y hacer lugar. No te olvides que estamos a mitad de año y para seguir caminando, necesitas estar más liviano. Hay que evitar venirse abajo. Nunca es tarde para organizar tus deseos, tus proyectos o tu escritorio. Nunca es tarde para (re)ordenarte.
Recomendaciones
Cine
Presente Continuo en el Malba y en el Cine Cacodelphia. Este retrato íntimo explora la percepción de Lisandro, un joven de 16 años que está dentro del espectro autista. Su madre es la actriz Valentina Bassi, quien junto a Ulises Rosell pensaron cada detalle de esta película. Ganó el Premio del Público y recibió una mención especial en el Bafici, donde tuvo su estreno mundial.
Adiós a Las Lilas - 5 de junio en cines. Si se ficciona la vida, ¿podemos escapar de ella? Una producción independiente oriunda de Córdoba que se centra en la filmación de una película. Una realidad que choca con la ficción. Una historia sincera donde se refleja que, al igual que en la vida, en el cine no todo tiene explicación. ¿Lo mejor? Jorge Marrale hace de él mismo.
Gatillero - 12 de junio en cines. Mi favorita del Bafici. Una experiencia frenética protagonizada por el plano secuencia. Recién salido de la cárcel, “El Galgo”, un gatillero, regresa a Isla Maciel. Sin embargo, apenas vuelve a agachar la cabeza y disparar tiros por encargo, el caos se desata. El propio barrio lo traiciona. Una experiencia que se tiene que vivir en la pantalla grande.
Música
En esta oportunidad, cité dos canciones. Acá se las dejo.
Cantares de Joan Manuel Serrat - “Caminante no hay camino”
Claramente de Chano - Ahora que murió mayo, nace junio. El mes para las nuevas oportunidades y para dejar ir los amores no correspondidos.
Frases rescatadas
“Nos vemos cuando haga calor”, me dijo la enfermera que me dio la segunda dosis de una vacuna. La tercera y última me la tengo que aplicar a fines de octubre. Me gustó que haya ubicado nuestro reencuentro en una estación y no en una fecha.
“Hay que revelarse ante la mediocridad del paso del tiempo”, afirmó mi jefe, quien pronto cumple años.
“Emma está donde quiere estar porque trabaja”, me dijo mi amiga Juana en un audio que me guardé. En tiempos de envidia y malas energías, aparece Juana, quien no tiene miedo de aplaudir a un otro. Cada tanto me dice cosas de este estilo que me conmueven por completo. Menos mal que la tengo.
“Cuando uno tiene algo regularmente no se aprovecha tanto”, reflexionó Christian, un compañero centroamericano del Diplomado. Nos contó que vive cerca de la playa, pero casi no la visita. Mientras lo escuchaba, estaba en mi casa temblando de frío.
Siempre está junio para empezar, equivocarse y seguir creciendo. Hace unos días, este espacio llegó a los 3.000 suscriptores. No conozco a tanta gente. Es shockeante saber que mi familia o mis amigos no son los únicos que reciben mis palabras. Esta plataforma me permite ver TODO lo que sucede con este newsletter. Sé quiénes me leen, quienes abren el mail más de cinco veces y quienes se toman su tiempo. Estoy agradecida con cada uno de ustedes. Gracias por estar. Por elegir quedarse acá. Gracias por la compañía. Gracias por darle sentido a mis palabras. Ahora hay menos caos y soledad en mi vida. Y ya que estoy en tema, quiero agradecerle a mi tía por haberme ayudado a ordenar(me). En general, soy un lío, pero, aunque dicen que no se puede cambiar la naturaleza humana, siempre se puede intentar ser diferente. Todo es cuestión de empezar. También le agradezco a mi abuela por la paciencia y la ayuda que me brindó ese domingo. Definitivamente, sin otros no puedo ser.
Ahora sí, llegó el momento de decir adiós. Gracias por leerme. Gracias por ser uno de mis 3.000 suscriptores. Nos reencontraremos dentro de quince días. Rompí con la tradición porque quería festejar este nuevo logro y tal vez porque recibí presiones por mis lectores, específicamente mi amiga y mi jefe. Parece que les gusta leerme, ¿cómo iba a negarme? Te espero en dos semanas. Ojalá que también me esperes a mí.
Atentamente,
Film Queen
Hermoso lo que escribiste <333
Justo despues de una serie de acontecimientos estresantes me ví a mi misma obligada a tener un reset en junio. Leer tu ensayo en estos momentos era lo que más necesitaba ¡Gracias por escribir y hazlo por siempre!